Fiestas tradicionales recuperables que actualmente no se celebran

SAN ANTONIO ABAD

Se celebraba el 17 de enero. Ese día una cofradía formada solamente por hombres, en la que dos mayordomos, distintos cada año, eran los encargados de comprar dos ovejas o carneros para preparas una comida en casa de alguno de ellos para la cofradía. Una vez festejada la fiesta, la comida que sobraba era colocada en un dornajo y se ofrecía a los muchachos del pueblo que por entonces eran muchos, y que jugaban por los alrededores en espera del dornajo.

SANTA CRUZ

Se celebraba el 3 de mayo, formada por una cofradía de hombre, ese día se sacaba la Cruz alrededor de la iglesia y los mayordomos salientes daban un litro de vino por cada cofrade.
Por la tarde asistían al rosario y a continuación ofrecían una merienda de lechuga, y cada cofrade llevaba pan, chorizo… su propia merienda que compartía con el resto. La víspera de Santa Cruz se pasaba lista y el que faltaba debía pagar una multa.

SAN JUAN

El día de san Juan, por la tarde, las dos mayordomas de la Virgen echaban a la fuente del pueblo guindas. Posteriormente, los mozos del pueblo iban a recogerlas con una cesta y limpiaban la fuentes, para mantenerla limpia. Después, con las guindas recogidas iban por las casas del pueblo pidiendo simplemente lo que la gente les diera. Les daba huevos, tocino, pan… acabada la tarde, con lo que habían recogido de las donaciones de la gente hacían una cena todos juntos en la casa de alguno de ellos.
Ese día, durante la tarde, los vecinos de las diferentes calles o zonas del pueblo, o las familias, se dirigían al campo a por serrillos. Cuando tenían suficientes como para preparar la hoguera se disponían de vuelta al pueblo, y después de la cena, que solía ser al oscurecer, salían todos a la calle y entre los vecinos de la contorna preparaban la hoguera de la noche de San Juan.
Había muchas hogueras repartidas por todos los barrios de Villaseco: el Peleín, la Cuestica, la Plazela, la Era, el Arroyo…
La gente aprovechaba la reunión vecinal para pasar las horas disfrutando de la compañía y tratando temas diversos que hacían más amena la noche. Los niños correteaban en torno a la hoguera y cuando éstas ya estaban bajas y sin llamas; algún que otro mozo intentaba saltarla. Estos, los mozos, después de estar en la hoguera  de su zona, se juntaban en cuadrillas e iban por las diferentes hogueras del pueblo cantando canciones populares como por ejemplo la referida a este día que decía:

“¿San Juan por donde anduviste que tan pronto amaneciste?
Anduve por los arroyos, y me despertaron los mozos,
Anduve por las riberas y me despertaron las viejas
Anduve por los regatos y me despertaron las damas (…)”

Y es que, aunque la noche de San Juan parece que ha sido especialmente importante para las zonas mediterráneas, con sus grandes hogueras a orillas del mar y por la importancia que el fuego tiene en estas regiones, lo cierto es que en toda la península este día ha gozado de importancia, y los ritos en torno al fuego, la noche y la superstición popular han estado presentes también aquí.

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA

Se celebrada el 15 de agosto. Los Mayordomos de la Virgen, daban un vino a los vecinos del municipio.

BÁRBARAS

Se celebraba el 4 de diciembre. La celebración era similar a las celebraciones que se hacía por las ágedas.

BODA
Para que dos novios formalizasen el compromiso, el sábado antes del primer pregón la familia de novio iba a pedir la mano de la novia a su casa. Todo se desarrollaba en el más estricto silencio, hasta el día siguiente que tenía lugar primero tres pregones en la misa del domingo, que era cuando se enteraba el pueblo de la noticia y les solían dar la enhorabuena a los novios por el futuro matrimonio.
El domingo de segundo pregón, la familia de los novios, independientemente, invitaban a los suyos a un refresco o pasta en la casa.
La víspera de la boda, solían matar unos corderos u ovejas modorras, eso antiguamente, con la mejora de la economía se mataban ya terneras, y se convidaba  a las dos familias a comer en casa de la novia. Por la tarde, los padres, madrina, hermanos y compañeros de la novia y también del novio por otro lado, iban por las diferentes casas del pueblo, de los que serían sus invitados para el día de la boda, éstos, en señal de agradecimiento invitaban a la comitiva a buñuelos y vino. A la vuelta, volvían a cenar todos juntos en casa de la novia patatas con sangre, que se habían hecho con los restos de la comida de mediodía.
El día de la boda, cada uno dormía en su casa, y una vez preparados se dirigían a casa de la novia. Antes de entrar el novio a casa de la novia, para buscarla, los convidados, a la puerta le cantaban a la novia:
“Despídete niña hermosa
de la casa de tus padres
que es ya es la última vez
que de ella soltera sales.
A la gala de la rosa bella
Y a la gala del galán que la lleva.
Ya la gala de la bella rosa
Y a la gala del galán que la goza.
Todo el camino has venido
Pisando de rosa en rosa
Y este jardín has llegado
A coger la mas hermosa.
A la gala de la rosa bella (…)”
También al novio se le cantaba
“todo el camino has venido
pisando de lirio el irio
y a este jardín has llegado
a coger el más florido.
a la gala de la rosa bella (…)”

Una vez acabado el canto, se dirigía la comitiva hacia la iglesia, primero iba la novia del brazo de su madrina y su compañera (que era la mejor amiga, una prima, o la que había sido madrina de la virgen con ella en el caso de haberlo sido antes de la boda). Detrás iba el novio, con su padrino y compañero. Y tras ellos el resto de los invitados de la novia. Cuando se llegaba a la puerta de la iglesia se entornaba estas palabras:
”Bienvenidos los señores que esperando esta…
Bienvenidos, bienhallados, que esperándoles estamos”
A continuación el cura, desde dentro de la iglesia, abría los portones del templo y tras entrar los novio e invitados se desarrollaba la ceremonia religiosa. A la salida de la iglesia se entonaba estas estrofas:

“que viva el novio y la novia
y el cura que los caso
el padrino y la madrina
los convidados y yo
a la gala de la rosa bella (…)
por un sí que dio la novia
a la puerta de la iglesia,
por un sí que dio la novia
entré libre y salió presa.
A la gala de la rosa bella (…).
De la buena uva
Sale el moscatel
De buena familia
Llevas la mujer
De la buena parra
Sale el buen racimo
De la buena familia
Llevas el marido”
Después de la boda se dirigía a casa de la novia, donde un guisandero (persona del pueblo con buenas artes en la cocina que era contratada por la familia de la novia) había preparado la comida del banquete nupcial, que solía ser cocido y guiso de carne. Después de comer, entre todo tipo de cánticos (las falas de la boda al completo, romances, coplas, y otras muchas canciones), se preparaba baile al son de las panderetas y canciones que entonaban los invitados, al baile acudían todo el pueblo, y había un momento, a lo largo de la tarde en que se iba “a desempadrinar” eso era que el padrino daba vino a la gente y entonces marchaban para casa. Por la noche se volvía a casa de la novia y se preparaba de nuevo baile que podía durar hasta la 1 de la mañana. Sin embargo, aunque el baile acabara, los mozos no dejaban a los novios ir a acostarse juntos y los tenían entretenidos en la casa hasta el amanecer, en que la novia con su compañera, y el novio con su compañero, se iban a guardar a alguna casa. Esa misma mañana, el día de la “tornaboda”, los iban a buscar y los llevaban a una tierra, les ponían un yugo y les hacían arar, también hacían arar a los compañeros etc… después de esta tradición se dirigían de nuevo a casa de la novia, al mediodía, donde de nuevo comían todos los invitados juntos un menú hecho con las sobras del día anterior. Acabada la comida, ese día por la tarde, volvía a haber baile, con el que ya se daba por concluida la boda.

Durante todo ese año, los novios eran invitados a las matanzas de las familias cuyos miembros había invitado a su enlace, con lo que pasaban casi todo el invierno de matanza en matanza.

VELATORIO

Cuando una persona fallecía cada familia del pueblo acudía con un candil a la casa del difunto y se colgaba todos los del pueblo en una cuerda que se situaba en la habitación donde se velaba al difunto. Los miembros de la familia se encargaban de que durante el día y la noche su candil se mantuviera con llama. Cuando un mismo soltero fallecía las mozas del pueblo lo acompañaban en el velatorio y en el entierro con velas.

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